martes, 13 de mayo de 2008

El largo sueño

A veces, antes de que llegue el sueño y me lleve entre sus brazos, mi mente navega por extraños caminos que me llevan a pensar en lo que pasará al final de mis días. Entonces imagino una gran oscuridad que invade mi alma y una fría sensación de angustia invade todo mi cuerpo. Es un sentimiento muy duro, me imagino que no hay nada más allá, que mi conciencia desaparecerá, lo cual me hace sufrir. Me imagino qué es lo que habrá más allá, ¿cómo será aquello? imagino mi vida en este planeta y no soy capaz de concebir más allá. Se que mi cuerpo mortal y su mente no es capaz de asimilar el conocimiento ni el porque, pero y si no hay nada más. Y si todo acaba en nuestra muerte, entonces todo mi mundo se me cae, pienso que continuamente estoy perdiendo el tiempo, que no hago lo que verdaderamente me gustaría hacer. El otro día este frío sentimiento entró en mi mente, provocando un torrente de angustia axfisiante, sin embargo hubo algo que al recordarlo hizo que me invadiera una inmensa paz. Lo que recordé fue una experiencia que tube hace muchos años, en ella, fui agraciado con un pequeño "viaje astral" recuerdo que paseaba por el pasillo de mi universidad y pensé ¿por qué no acercarme al tablón a ver las notas? (supuestamente mis notas del futuro), pero en ese momento en el que mi cuerpo se dirigía hacia el panel, un personaje se acercó a mí de frente y con su mano tocó mi torso y me miró. Su mirada lo decía todo: eso está prohibido. Recordar esto me infundió algo muy importante, que probablemente haya algo más allá. Aunque por experiencias que en otra ocasión relataré os diré que mis convicciones morales, éticas y personales están un tanto demolidas.